«“Afirma que el día antes había visto cómo llevaban a la hoguera a cincuenta y cuatro hermanos de la Orden porque no habían querido confesar los mencionados errores, y que había oído decir que los habían quemado, y que él, no estando seguro de poder resistir en caso de que lo quemaran, confesaría por miedo a la muerte, en presencia de los señores comisarios y de cualquier otra persona, si lo interrogaban, que todos los errores imputados a la Orden eran ciertos y que él, si se lo pedían, también habría confesado que había matado a Nuestro Señor”.
Aimery de Villiers-le-Duc,
Declaraciones del 13 de mayo de 1310».