«Como ya te he hablado de mi “despertar” personal, mucho antes de que los dos oyéramos mencionar el Zen, tengo que comunicarte algo más que atrae mi atención y me da qué pensar acerca de los iluminados del budismo chino. Yo ya conozco la experiencia, pues he sentido varias veces “el relámpago de la revelación”. No era algo desconocido entre nosotros: todos los místicos y muchos de sus discípulos, grandes y pequeños, lo han vivido; acuérdate de la primera revelación de Jacob Böhmes. Pero en estos chinos el despertar parece prolongarse durante toda la vida, por lo menos en los maestros, que convierten el relámpago en sol y retienen para siempre el instante. Aquí mi comprensión me falla, pues no soy capaz de imaginarme un estado de iluminación eterna, un éxtasis transformado en forma de vida duradera. Probablemente me introduzco en el mundo del Este con una actitud demasiado occidental. Sólo puedo imaginarme que quien ha despertado una vez puede repetir la experiencia con mayor facilidad que otros hombres y repetirla dos, tres, diez veces, y que, naturalmente, vuelve a sumirse en el sueño y la inconsciencia, pero nunca con tanta profundidad que no pueda despertarlo la luz de un siguiente relámpago».
Por qué ficticia ?
Porque es una carta inventada por Hesse y publicada en «Mi credo» junto con otros fragmentos.