«Largo rato habló Siddhartha del sublime y venerado Buda, cuando Kamala, le dijo entre suspiros: “Acaso un día yo también siga a este Buda. Le obsequiaré mi jardín e iré a buscar un refugio en su doctrina”. Pero en seguida lo provocó al juego del amor, abrazándolo con ansias tristes, llenas de mordiscos y de lágrimas, como si hubiera querido saborear hasta la última gota este placer efímero y vano. Jamás Siddhartha penetró de manera tan extrañamente nítida hasta qué punto la voluptuosidad está emparentada con la muerte».
Miguel Dimasehttps://migueldimase.com
Buena parte de mi vida la dedico desde siempre a estudiar, a aprender y a comprender.
Otra parte, a mejorar deliberadamente cómo hacerlo.
Desde hace mucho intento ayudar comunicando lo que estudié, lo que aprendí y lo que comprendí.
Dicen que lo logro.
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