Doctrinas y palabras – Herman Hesse – Siddhartha

Hermann Hesse
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«Govinda dijo entonces: -¡Oh Siddhartha!, me parece que la chanza sigue gustándote. Que no hayas seguido maestro alguno, lo creo y lo sé. ¿Pero no has hallado, no diré una doctrina, sino ciertas ideas, ciertos conocimientos, que te pertenezcan cabalmente y con arreglo a los cuales orientas tu vida? Si te fuera posible hablarme de estas cosas, harías mi felicidad.

Siddhartha-Sí. A veces vinieron a mí, pensamientos, conocimientos. Por una hora o un día, los efectos del saber agitáronse en mi alma como la vida en el corazón. Ciertamente se trataba de ideas, mas harto difícil me sería comunicártelas. Escucha, mi buen Govinda, uno de los pensamientos míos: la sabiduría no se transmite. La ciencia que el sabio intenta comunicar suena siempre a locura.

-¿Quieres reírte de mí? –preguntó Govinda.

Buscando no se encuentra – Herman Hesse – Siddhartha

Hermann Hesse
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“-Soy viejo, en verdad –repuso Govinda-, mas no por ello he cesado en mi búsqueda. A veces creo que mi destino sea buscar sin descanso. Tú también has buscado; ¿quieres decirme algunas palabras, Hombre Venerado?Siddhartha

Siddhartha respondió: -¿Qué podría decirte yo, oh Venerable?… ¿Que buscas demasiado? ¿Qué es a fuerza de buscar que no encuentras?

Amor a los hombres – Herman Hesse – Siddhartha

Hermann Hesse
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“¡Los hombres! Hoy los veía de manera muy diferente que antaño, y con menor presunción  y menos orgullo los juzgaba: sentíase más cercano a ellos, la vida y los hechos del vulgo despertaban su curiosidad. SiddharthaCuando transportaba a viajeros de condición inferior, mercaderes, soldados, mujeres de todas las categorías, esta gente no le parecía ya tan extraña como antes; la comprendía, comprendía su existencia no guiada por ideas u opiniones, sino únicamente por necesidades y deseos; interesábase y se sentía uno de ellos. 

Inexistencia del tiempo – Herman Hesse – Siddhartha

Hermann Hesse
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“-Dime, Vasudeva, ¿también a ti te inició el río en el misterio de la inexistencia del tiempo?

-Sí, Siddhartha –contestóle-. Con ello sin duda quieres significar que el río Siddharthaestá simultáneamente por doquier: en su fuente y en su desembocadura, en la catarata, en el arroyo y en el rápido, en el mar y en la montaña; en todas partes al mismo tiempo y que no hay en él la menor partícula de pasado o la más breve idea de tiempo venidero, sino solamente el presente.

Placeres efímeros y vanos – Herman Hesse – Siddhartha

Siddhartha

Hermann Hesse
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«Largo rato habló Siddhartha del sublime y venerado Buda, cuando Kamala, le dijo entre suspiros: “Acaso un día yo también siga a este Buda. Le obsequiaré mi jardín e iré a buscar un refugio en su doctrina”. Pero en seguida lo provocó al juego del amor, abrazándolo con ansias tristes, llenas de mordiscos y de lágrimas, como si hubiera querido saborear hasta la última gota este placer efímero y vano. Jamás Siddhartha penetró de manera tan extrañamente nítida hasta qué punto la voluptuosidad está emparentada con la muerte».

Herman Hesse
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Saciedad desmedida – Herman Hesse – Siddhartha

Siddhartha

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“También aprendió Siddhartha que después de cada fiesta de amor, los amantes no debían separarse sin haberse admirado mutuamente, con la impresión de haber sido vencidos en la misma medida en que vencían; y que por sobre todo no se debía suscitar en la pareja ese desagradable sentimiento de saciedad desmedida y de abandono, que pudiera hacer creer en un abuso por parte de uno o de otro”.

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Ilusión y despertar – Herman Hesse – Siddhartha

Hermann Hesse
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“Contempló el mundo que lo rodeaba como si lo viera por primera vez. Siddhartha¡Hermoso era el mundo! Variado, extraño, enigmático, azul y amarillo aquí, allá verde. Las nubes se deslizaban por el cielo y el río corría sobre la tierra. El bosque y las montañas que se perfilaban en el horizonte, todo era bello, misterioso y encantador. Y en medio del mundo, él, Siddhartha, despierto, en camino hacia sí mismo.

Pensar los sentimientos – Herman Hesse – Siddhartha

Siddhartha

Hermann Hesse
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“Al abandonar el bosque, donde dejaba a Gotama, el Ser Perfecto, y a Govinda, Siddhartha se percató que al mismo tiempo se desgarraba de él toda su vida pasada. Este sentimiento, que lo llenaba por entero, ocupaba su mente mientras caminaba a pasos lentos. Reflexionaba profundamente. Sumergíase en dicho sentimiento como en el agua, hasta tocar fondo, es decir, hasta desentrañar las causas; pues en ello, parecíale, consiste el verdadero pensar. Sólo así los sentimientos se truecan en ciencia y en lugar de disiparse toman forma e irradian su esencia”.

Herman Hesse
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Navidad burguesa – Herman Hesse – Mi credo

Mi credo

Hermann Hesse
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“La Navidad es una suma, un almacén de regalos de todos los sentimentalismos y mendacidades burgueses. Es un motivo de desenfrenadas orgías para la industria y el comercio, el artículo más sensacional de los almacenes, huele a hojalata lacada, a ramas de abeto y a gramófonos, a agotados carteros y chicos de reparto que murmuran por lo bajo, a alborotadas fiestas familiares bajo el árbol engalanado, a suplementos de los periódicos y a una gran publicidad; en resumen, a mil cosas que me resultan extremadamente odiosas y que me serían indiferentes y ridículas si no hicieran un uso tan lamentable del nombre del Salvador y del recuerdo de nuestros años más tiernos”.

Herman Hesse
Mi credo

El racional, la naturaleza y el arte – Herman Hesse – Un poco de teología – Mi credo

Mi credo

Hermann Hesse
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“El racional se siente siempre inseguro frente a la naturaleza y el arte. Tan pronto las mira con desdén como las sobreestima supersticiosamente. Es él quien paga millones por viejas obras de arte y hace construir reservas para pájaros, animales salvajes e indios”.

 

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De “Un poco de teología”, Mi credo

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