¿Planificar el estudio? ¿Para qué?

Última modificación: 18 de noviembre de 2017

¿Planificar el estudio? ¿Para qué?Casi todos experimentamos algún grado de dificultad para lograr nuestros objetivos académicos.

Como dije en Problemas estudiantiles: un método para la actualidad, que podamos hacer poco para cambiar algunas de sus causas no nos excusa para no cambiar las que podemos.

Podemos cambiar (¡o iniciar!) la planificación de nuestro estudio.

Planificar el estudio es determinar qué actividades hacer, cuándo e incluso cómo, para aumentar la probabilidad de lograr objetivos.

Entonces, ¿no planificamos -o lo hacemos mal- por «falta de ganas», por impaciencia, por desorden? Sí… pero los estudiantes enfrentamos un problema más básico: no concebimos la planificación como parte del estudio.

¿Por qué?

  • Porque en las instituciones académicas no se dice que lo sea.
  • Porque si se dice que lo es, no se practica.

La planificación forma parte del estudio, el primer paso que deberíamos dar. Es una aptitud que mejora con la práctica.

Este artículo enlazará con otros que profundizarán distintos aspectos. ¿Es imprescindible leerlos todos antes de practicar? No. 

Al finalizar esta lectura puede leerse el artículo «Practicar la planificación del estudio: una guía», bajar las planillas y comenzar a planificar el estudio.

¿Es necesario entonces leer completamente este artículo antes de practicar? . Veamos por qué.

Aspectos cognitivos de la planificación

Para que un cambio sea exitoso se ha demostrado importante y hasta imprescindible comprender las causas y efectos de:

  • Lo que venimos haciendo.
  • Lo que nos proponen hacer.

También anticipar algunas de las dificultades que se encontrarán y la manera de enfrentarlas.

Son conocimientos que facilitan los cambios cognitivos («internos»), que sostienen los cambios conductuales («externos»). Este artículo brinda recursos para facilitar cambios cognitivos que favorezcan la práctica de la planificación.

Dos de esos recursos consisten en reconocer:

  • Qué explicaciones o justificaciones damos a nuestra conducta actual, para poder operar sobre ella.
  • Cuáles de nuestras ideas implícitas («ocultas») pueden dificultar el cambio propuesto.

Hay que evitar entonces impacientarnos, «saltando» a practicar, ya que estas consideraciones sientan las bases para planificar el estudio exitosamente.

¿Y los otros artículos? Brindarán más elementos para comprender mejor esas causas y efectos, esas justificaciones, esas ideas implícitas y las dificultades que se encontrarán. Será importante entonces leerlos aunque sea después, pues sin una creciente comprensión las prácticas tienden a estancarse, a ser entonces menos útiles ante desafíos mayores y a discontinuarse.

Planificar el estudio es otra oportunidad para avanzar también en ese conocimiento de uno mismo tan necesario para la vida.

Planificar objetivos

La educación institucionalizada establece diversos logros a alcanzar. Por ejemplo, que el estudiante apruebe el siguiente examen o que adquiera determinada habilidad. El estudiante también determina logros a alcanzar. Por ejemplo, obtener determinada calificación o comprender determinado tema. Sean entonces generados por nosotros mismos o adoptados, esos logros a alcanzar constituyen objetivos.

Planificar el estudio ayuda a usar más eficientemente el tiempo, ajustando las actividades diarias a los objetivos que procuramos

Procurar un objetivo sin planificar es como viajar a un lugar desconocido sin determinar por dónde ni con qué viajaremos: se empieza a andar antes, sí, pero es probable que no lleguemos o que lleguemos en malas condiciones.

Como los objetivos institucionales están determinados por otras personas, solemos atribuir parte de nuestro incumplimiento a problemas motivacionales («No me gusta estudiar eso»).

Sin embargo, es común incumplir también los objetivos generados por nosotros. ¡Incluso los que decimos que queremos lograr y relacionados con actividades que nos gustan!

Es más acertado entonces atribuir los incumplimientos a nuestras limitadas habilidades. Por ejemplo, ¡a planificar deficientemente!

Cuanto mayor es la frecuencia con que logramos objetivos, mayor es nuestra motivación.

Planificar el estudio permite dividir los objetivos en desafíos manejables y acumular éxitos menores más frecuentes.

Planificación, motivación y desagrado

Cepillarnos los dientes es una conducta que, por ser más automática y habitual que otras, es más resistente a pensamientos o sentimientos circunstanciales contrarios. Cuanto menos debamos decidir qué hacer en el momento de hacerlo, cuanto más aceptemos hacer lo que hayamos decidido antes, menos influencia negativa tendrá la motivación (el querer, el gusto, el poder).

Planificar nos permite decidir cuándo hacer qué, pero lejos del momento de hacerlo, disminuyendo el riesgo de estudiar o no según la motivación del momento respecto de una materia o actividad.

Otros beneficios de planificar el estudio

  • ¡Nos lleva a estudiar en vez de pensar en estudiar!
  • ¡Permite liberar tiempo, incluso sumando el poco tiempo que lleva planificar!
  • Reduce la procrastinación («Después lo hago…»).
  • Disminuye el estrés, la frustración y las molestias (¡personales y familiares!).
  • Elude el pensamiento «hoy no tengo que estudiar nada», sobre todo cuando no hay emergencias.
  • ¡Previene malgastar el tiempo y lamentar luego no haber tenido más!
  • Ayuda a priorizar («¿Primero juego o estudio?»), ejercicio que fortalece la voluntad o control inhibitorio.
  • Favorece la concentración y la motivación al saber que dejaremos de estudiar a una hora establecida («Hasta cuándo estaré con esto…»).
  • Crea la estructura para los repasos espaciados.
  • Permite disfrutar más otras actividades sabiendo que no tenemos deudas con el estudio («Pensar que cuando vuelva me esperan los ejercicios…»).
  • Evita genuinos olvidos y confusiones entre actividades («¿No era la otra semana?»)
  • Evita invadir otras actividades («Otra vez no puedo salir por estudiar…»).

Participación de familiares y docentes

Casi todos requerimos algún tipo de apoyo para mantener el interés y el compromiso mientras desarrollamos aptitudes. Cuanto más simple y clara sea una técnica, más fácilmente puede asistirnos un familiar. Una participación adecuada de nuestros familiares ayuda a que logremos planificar el estudio.

La participación de los docentes también sería valiosa, pero es improbable que ocurra en el actual marco educativo institucionalizado.

¿Cómo planificar el estudio?

Hay objetivos académicos que requieren planificación avanzada, destinada a estudiar durante mucho tiempo material muy numeroso y difícil (como rendir los exámenes con los que se compite por residencias médicas, que involucran el contenido de toda la carrera).

Veremos una planificación más limitada pero más sencilla, aplicable a la gran mayoría de los casos, ya que cuanto más simple es una técnica estudiantil, más rápidamente se puede adoptar y usar de forma continua por estudiantes de diferentes niveles y edades.

¿Queremos empezar a practicar ya mismo?
Entonces vayamos a Practicar la planificación del estudio: una guía.
Miguel Dimase
Miguel Dimasehttps://migueldimase.com
Buena parte de mi vida la dedico desde siempre a estudiar, a aprender y a comprender. Otra parte, a mejorar deliberadamente cómo hacerlo. Desde hace mucho intento ayudar comunicando lo que estudié, lo que aprendí y lo que comprendí. Dicen que lo logro.

4 COMENTARIOS

¿Preguntas, sugerencias, observaciones? ¡Si los comentarios están para eso!

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí

💬 Consultas