
«[…] cada pensamiento tiene su lenguaje. A menudo son muchos los que hablan a la vez; de ahí que sea tan corriente oír decir a alguien, que tiene un barullo en la cabeza —o sea, en la mente—, que no puede pensar, etc. Otras veces se les ocurre a los pensamientos ponerse de acuerdo y hacer una fiesta. Comienza entonces el baile mental, y el ser, víctima de los efectos de tal ocurrencia, termina por expresar que su cabeza da vueltas; pero las vueltas están adentro, en su misma mente. ¿Será por ello que muchos dan tantas vueltas, sin ir nunca a ninguna parte? Apenas deciden encaminar sus pasos hacia un propósito, cambian de parecer. Quizá sea porque olvidaron consultar a los demás pensamientos…».