«Es de asombrar cuán llenos de trabas estamos de ordinario, y cuán rodeados de impedimentos y de deberes que no lo son, y que nos envuelven sin embargo con sus hilos de araña e impiden todo movimiento a nuestras alas. El desorden nos convierte en esclavos; el desorden de hoy, descuenta la libertad de mañana.
El estorbo perjudica la libertad de movimientos y el estorbo nace del aplazamiento. Saber estar listo, es saber terminar. Nada está hecho hasta que esté acabado. Las cosas que dejamos que se arrastren tras de nosotros, se levantarán más tarde ante nosotros, y embarazarán nuestro camino. Que cada uno de nuestros días arregle lo que le concierne, liquide sus asuntos y respete el día que va a seguirle, y así estaremos siempre listos. Saber estar listo es, en el fondo, saber morir».