
«El miedo a la muerte y el dolor que trae consigo, continuarán a pesar del supuesto hecho de la reencarnación, a menos, desde luego, que uno viva en la ilusión más completa.
¿Por qué se refugia uno en un supuesto hecho, en una creencia? No le pregunto cómo sabe que la reencarnación es un hecho. Usted piensa que lo es, y por el momento dejémoslo ahí. ¿Qué le impulsa a buscar refugio? Tal como un hombre se refugia en la conclusión racional de que todas las cosas deben decaer y, de tal modo, suaviza su sufrimiento, así, al refugiarse en una creencia, en un supuesto hecho, usted amortigua también la acción del dolor. A causa de la agudeza de la desdicha, desea consuelo, quiere un alivio; por consiguiente, busca un refugio en la esperanza de que éste sea duradero y real».