
«La mayoría de las enfermedades infecciosas que han atormentado a las sociedades agrícolas e industriales (como la viruela, el sarampión y la tuberculosis) se originaron en animales domésticos y se transfirieron a los humanos después de la revolución industrial. Los antiguos cazadores-recolectores, que sólo habían domesticado perros, se vieron libres de estos flagelos. Además, la mayoría de la gente en las sociedades agrícolas e industriales vivía en poblados permanentes, densos y antihigiénicos, focos ideales para la enfermedad. En cambio, los cazadores-recolectores vagaban por la tierra en pequeñas bandas que no podían sufrir epidemias».