«Un mecánico de los talleres del gran ferrocarril de Union Pacific, pidió al juez que lo eximiera de prestar el servicio de jurado para el cual se le requería.
—Hay mucho que hacer en los talleres —dijo— y yo tengo que estar allí.
—Ya veo —contestó el juez con sorna—. Usted es uno de los que creen que sin ellos el ferrocarril Union Pacific no puede funcionar.
—No, señor juez —repuso el mecánico—. Yo sé que la empresa puede funcionar sin mí, pero no quiero que ella se dé cuenta.
—Eximido —dijo el juez».