«Esta mañana comprobé que lo que nos parece imposible no es con frecuencia sino una imposibilidad subjetiva. Nuestra alma, bajo la acción de las pasiones, produce, por un espejismo extraño, obstáculos gigantescos, ya montañas o ya abismos que nos cierran el paso; apagad la pasión con un soplo, y la fantasmagoría se desvanecerá. El poder de espejismo y de fascinación, que nos lleva hasta la alucinación, es un fenómeno moral digno del estudio más atento.De este modo producimos un mundo espiritual, con monstruos, quimeras y ángeles, objetivando lo que fermenta en nosotros. Para el poeta todo es una maravilla, y todo es divino para el santo; para el héroe todo es grande, mientras que para el alma baja y sórdida todo es mezquino, despreciable, feo y malo. De este modo va creando cada uno para sí solo, el malvado un pandemonio, el artista, un olimpo, y el elegido, un paraíso. Somos todos visionarios y lo que vemos en las cosas es nuestra alma. Nos recompensamos y nos castigamos a nosotros mismos, sin saberlo. Por eso todo aparece cambiado cuando cambiamos nosotros».
