
«[…] cada vez que me siento tentada de reprobar los errores y la confusión actuales, me acuerdo que tienen su origen en
«¿»Cómo hacer para recobrar el gusto» por las cosas grandes y por las acciones admirables?, me preguntan ustedes. Es éste el interrogante que se plantean todos los educadores, los predicadores y los escritores dignos de este nombre. Pero ante todo hay que entenderse: ¿qué es algo grande y qué es una acción admirable?
«[…] es lo más corriente eso de abordar los grandes libros y las grandes cuestiones de la mano de maestros mediocres: la enseñanza en nuestros días, y quizá ha sido siempre así, les parece a innumerables temperamentos endebles o timoratos una buena posibilidad de opciones seguras […].
«[…] está siempre ese aspecto conmovedor para mí, del animal que no posee nada, salvo su vida, que con tanta frecuencia le arrebatamos. Está esa inmensa libertad del animal, encerrado por cierto en los límites de su especie, pero viviendo, sin más, su realidad de ser, sin todo lo falso que le agregamos a la sensación de existir».