Última modificación: 23 de septiembre de 2017
Vimos elementos que forman parte de la motivación y las justificaciones motivacionales a las que frecuentemente recurrimos para explicar nuestros problemas de desempeño.
En este método de estudio veremos ahora una manera de motivarnos para estudiar, usando esos conocimientos.
Recordemos brevemente algunos hechos y creencias vinculados con la motivación, y cómo los usamos para justificar nuestros problemas de desempeño.
Motivación débil
Vimos que el caso No me gusta/No quiero – Soy malo lleva a que la motivación sea débil porque tenemos que hacer algo que no nos gusta o no queremos, y para lo que además no somos aptos («No me gusta matemáticas y soy malo») .
Vimos que el caso Me parece difícil – Soy malo lleva a que la motivación sea débil porque tenemos que hacer algo que nos parece difícil, y para lo cual tampoco somos aptos («Es difícil matemáticas y soy malo»).
Sobrevaloraciones
Tendemos a sobrevalorar la importancia del gusto o del querer.
Tendemos a sobrevalorar la importancia de la dificultad.
Atribuciones erróneas
Atribuimos la falta de aptitud o poder, a la falta de gusto o querer («Soy malo en matemáticas porque no me gusta»). Sin embargo, sabemos que podemos ser buenos en algo a pesar de que no nos guste o no lo queramos hacer.
Atribuimos la falta de aptitud o poder, al nivel de dificultad percibido («Soy malo en matemáticas porque es difícil»). Sin embargo, sabemos que podemos ser buenos en algo a pesar de que nos parezca o nos haya parecido difícil.
Consecuencias problemáticas
Habíamos visto que sólo hay un verdadero problema cuando atribuimos la falta de aptitud a la falta de gusto/querer, o bien al grado de dificultad. Pero, ¿por qué constituye un verdadero problema? Porque nos sentimos atrapados, ya que no es posible obligarnos a que algo nos guste o nos parezca fácil.
Imaginemos, sin embargo, que mágicamente lográramos que nos guste lo que no nos gusta, y que queramos hacer lo que no queremos. ¿Solucionaríamos nuestra situación? En realidad, al no haber mejorado nuestra aptitud, pasaríamos a estar en los casos Me gusta/Quiero – Soy malo o Me parece fácil – Soy malo, en los que de todos modos lo único que podríamos hacer sería mejorar la aptitud.
Motivarnos para estudiar, mejorando la aptitud
En cambio, si no atribuimos la falta de aptitud a la falta de gusto/querer, mejorando la aptitud estaríamos en los casos No me gusta/No quiero – Soy bueno, o Me parece difícil – Soy bueno, ¡que sabemos que no son en realidad problemáticos porque solemos hacer bien cosas que no nos gustan, que no queremos o que nos parecen difíciles!
Beneficios de mejorar la aptitud
Como beneficios adicionales, ¡mejorar la aptitud aumenta el gusto/querer y disminuye la percepción de dificultad! Observemos que:
“Casualmente” en general no nos gusta/no queremos aquello para lo que menos aptitud tenemos, y nos gusta/queremos aquello para lo que más aptitud tenemos.
“Casualmente” suele parecernos difícil aquello para lo que menos aptitud tenemos, y fácil aquello para lo que somos más aptos.
Se debe a que menos aptitud implica mayor esfuerzo, lo que aumenta la dificultad percibida y las molestias. Como tendemos a alejarnos de las molestias, el dis-gusto y el no querer nos mantienen alejados del hacer, es decir, des-motivados, in-móviles.
Recordemos además que el gusto/querer es la parte de la motivación denominada autonomía: nos motiva sentirnos agentes causales de lo que decidimos y hacemos. Mejorar nuestra aptitud para algo aumenta nuestro gusto y querer también porque percibimos que lo que hacemos tiene más relación con lo que obtenemos.
Sin embargo, si mejorar la aptitud puede ser suficiente para solucionar determinados problemas motivacionales, ¿cuál es la utilidad del gusto/querer?
¡Mejoremos la aptitud para estudiar!
¿No me gusta/no quiero estudiar determinada materia? ¿No me gusta/no quiero estudiar en general? ¿Cómo aumentar la motivación para estudiar? ¡Mejorando la aptitud para estudiar! Cuando se utilizan métodos de estudio deficientes es más probable no poder empezar a estudiar, no poder seguir estudiando, “no llegar” con los tiempos, llegar sin comprender correctamente, llegar sin retener adecuadamente, invertir demasiado tiempo y esfuerzo, etc.
¿Cómo mejorar la aptitud para estudiar? Podemos empezar por cambiar aspectos conceptuales y actitudinales con los cuales enfrentar las exigencias del actual sistema educativo. También planificando el estudio respetando en principio todas las indicaciones, ya que toman en cuenta estos aspectos motivacionales.